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Tuesday, August 13, 2013

Sancocho

Por: Giselle Deñó
La Corresponsal de InteRDom, Giselle, ha completado el primer año de su Licenciatura en Ciencias Políticas en Sciences Po, en Reims, Francia. Actualmente participa en el programa Estudiantes Internacionales Dominicanos 2013, de 10 semanas de duración. Usted puede leer más acerca de Giselle y de su participación en el Programa de Corresponsales aquí.

Tengo dos meses y medio de haber llegado a la República Dominicana y todavía no he comido sancocho. Es una aberración que va en contra de todo lo que he defendido, de mi "dominicanidad". Lo he tenido en mente desde que puse el pie en este país, pero las probabilidades han estado en mi contra; cada vez que tenía la oportunidad de disfrutar de este delicioso plato, algo se interponía en mi camino. Mis colegas han tenido que pagar por los efectos que la falta de sancocho me han producido; los efectos secundarios son muy graves, casi letales. Me pasé toda la semana diciéndoles a todos los que tenían oídos para oírme que necesitaba, ni siquiera que quería, sancocho en mi sistema.

A pesar de esta condición, la semana se desarrolló muy bien. He experimentado algunas recaídas de vez en cuando, pero en general todo ha transcurrido sin problemas. He trabajado en algunas enmiendas al Código de Procedimiento Penal, con el que estamos buscando procedimientos penales y judiciales más eficaces y que podrían ser más duros contra la delincuencia en nuestro país. El tema de la criminalidad y la violencia está muy cerca del corazón de cada dominicano debido a su nivel y alcance, pero también debido a nuestro ferviente deseo de ver que la situación mejore. Es un tema que debería ser abordado por un sinnúmero de razones, pero la apertura al turismo, que actualmente es mucho más restringido y excesivamente dependiente de los hoteles que ofrecen todo incluido, es quizás uno de los más importantes. Hay tanto que ver y experimentar en esta pequeña isla del Caribe y es por eso que irme sin comer sancocho me angustia.

Además de mi trabajo normal, me sucedieron un par de cosas fuera de las responsibilidades de trabajo. Kim vino a visitarme a la Cámara de Diputados para grabar una entrevista sobre mi pasantía. Tuvimos una charla agradable y me sentí feliz de mostrarle en lo que he estado trabajando y para que ella también se sintiera tan sorprendida como yo el primer día que llegué aquí. No creo que el derecho sea su tema de preferencia, pero ella se divirtió filmando en los alrededores del edificio. Un día durante esta semana también me invitaron a visitar otro departamento, el PNUD, las siglas en español del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Conversé con la directora y tuve la oportunidad de conocer a su pasante, una muy buena chica italiana que ha desarrollado un gusto por el país. Uno de los pensamientos que cruzaron por mi mente mientras estaba con ella es que apuesto a que ella ya ha disfrutado de un agradable y humeante sancocho y que qué vergüenza que yo, una dominicana, no lo hubiera hecho. La imposibilidad de que tal cosa permaneciera en ese mismo estado fue asegurada este fin de semana cuando mi abuela, que acababa de llegar de Nueva York, cocinó este plato típico a solicitud mía. No hay nada como la cucina della nonna (la cocina de la abuela). Ahora por fin puedo volver a mi trabajo en paz y liberar a mis colegas de mi constante mención de este famoso sancocho.
Foto por: http://carlosprieto.net/?s=sancocho+de+pocho

Wednesday, August 7, 2013

Mi jefe está de buen humor

La Corresponsal de InteRDom, Giselle, ha completado el primer año de su Licenciatura en Ciencias Políticas en Sciences Po, en Reims, Francia. Actualmente participa en el
Por: Giselle Deñó
programa Estudiantes Internacionales Dominicanos 2013, de 10 semanas de duración. Usted puede leer más acerca de Giselle y de su participación en el Programa de Corresponsales aquí.

  
"¡Levanten el campamento!", grita el señor Ortíz mientras sale furioso de su oficina con la maleta en la mano y apagando las luces. Malge, Domingo y yo inmediatamente nos sentimos poseídos por una sonrisa secreta. Esa es la forma en que nuestro jefe nos da luz verde para irnos a casa, y durante los tres primeros días de la semana, el escenario se repitió de forma idéntica. Nos mandaron a casa muy temprano y la
carga de trabajo que teníamos en nuestros escritorios pasó de muy poca o nada. Incluso me tomé la libertad de hacer dibujos en un montón de notas adhesivas amarillas; los garabatos me mantienen la mente activa mientras todo lo demás afuera sucede a un ritmo lento. No hay sesiones en el Congreso, sólo unos pocos expedientes llegan al departamento para ser revisados, y hay menos periodistas y gente deambulando por los pasillos; había una sensación de calma, en la que me sentí completamente en paz. Nuestro jefe contó chistes, se le vio más y reemplazó sus habituales discursos de motivación por temas triviales al azar. Nos mantuvimos a gusto en esta situación anormal porque sabíamos que consistía en una falsa calma antes de la tormenta. Recuerden mis palabras. 

Llegó el jueves y allí estaban, esperando por nosotros, un montón de carpetas de manila en el escritorio de la secretaria. Y ahí estaba él, siempre lo supo; y el director en jefe entró riendo al ver nuestro futuro en común con lo que parecía un millar de documentos. Algo me decía que no iba a escuchar la agradable frase que había oído muy temprano durante los primeros tres días, hasta por lo menos al atardecer. Mis predicciones no me fallaron, una vez más, pero hubo un giro inesperado en la historia. Nuestro jefe alegremente nos anunció que teníamos que preparar una presentación sobre un tema específico, el cual nos dio, para realizar al día siguiente frente a todos los abogados de los otros departamentos jurídicos de la Cámara de Diputados. No hubo sonrisas de nuestra parte en esta ocasión, pero él aún estaba de buen humor. Para sanar nuestras heridas nos compró pizza y mientras hacíamos malabares para transformar la enorme pila en una más pequeña y al mismo tiempo escribir un trabajo de tipo ensayo sobre un tema que era, al menos para mí, completamente desconocido, alimentamos nuestra mente y cuerpo con queso, jamón, salsa de tomate y una gran cantidad de carbohidratos. Además, teníamos una orden de restricción que nos impedía llegar hasta 10 metros de distancia de la puerta hasta que termináramos nuestro trabajo. 

Apenas habiendo dormido un poco, al día siguiente llegamos a trabajar como zombis. Nuestro jefe nos dio la bienvenida y la primera cosa que noté es que él ya no estaba de buen humor. Había revisado nuestro trabajo para la reunión que estaba programada para dentro de una hora y decidió cambiar de opinión acerca de nuestros respectivos discursos. Aunque estábamos un poco decepcionados por no haber alcanzado el nivel que él esperaba de nosotros, se nos había relevado de nuestras tareas y pude volver al estado de tranquilidad que experimenté a principios de la semana. La reunión fue un éxito. La idea detrás de este ejercicio era compartir los problemas comunes que identificamos en todos los expedientes y establecer criterios homologados para enfrentarlos. Hubo choques de ideas, y las interpretaciones sobre las leyes y la Constitución resultaron en algunos argumentos muy acalorados. Me mantuve en silencio mientras observaba cómo los abogados defendían sus posiciones. Me alegré de finalmente oír una banda sonora después de un par de días de completo silencio. Debido a que la reunión se desarrolló muy bien, nuestro jefe, que había liderado la conversación, de nuevo estaba de buen humor. Incluso anunció un día de paella para la siguiente semana. Las tormentas no son tan malas después de todo. 


Photo por:  ©iStockphoto.com/VallarieE


Thursday, August 1, 2013

Trabajo de oficina, oh no


La Corresponsal de InteRDom, Giselle, ha completado el primer año de su Licenciatura en
Por: Giselle Deñó
Ciencias Políticas en Sciences Po, en Reims, Francia. Actualmente participa en el programa Estudiantes Internacionales Dominicanos 2013, de 10 semanas de duración. Usted puede leer más acerca de Giselle y de su participación en el Programa de Corresponsales aquí.


La República Dominicana cuenta con dos sesiones legislativas, una que comienza el 27 de febrero y la otra programada para el 16 de agosto. Bueno, esta semana el Congreso estaba terminando cada pequeño fragmento de documento jurídico que tenía sobre la mesa antes de terminar la primera sesión legislativa del 2013. Cada diputado tenía algo que decir; algunos estaban luchando hasta con sus garras salidas para lograr que sus iniciativas fuesen aprobadas; otros refutaban vehementemente las ideas de sus contrapartes, y, perdón por la expresión, la oficina era un infierno. Recibimos expediente tras expediente, transcripciones tras transcripciones, actas, cartas, contratos, por mencionar solo algunos. Conocen la frase: "Se está haciendo historia?" Esta semana, eso era EXACTAMENTE LO QUE ESTABA OCURRIENDO. La Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley sobre Normativa Salarial que tiene por objeto hacer que la administración pública sea más equitativa y justa; enmiendas al Código Penal, que hacen la ley más dura para los delincuentes juveniles; un convenio con importantes universidades dominicanas para realizar pasantías en distintas áreas de la Cámara de Diputados, algo que nunca antes se había hecho; y un par de otros documentos jurídicos trascendentales de que no voy a mencionar para no aburrirles.

El Congreso
Foto por:
http://www.panoramio.com/photo/21581233
La acción estaba ocurriendo no sólo en la Cámara de Diputados sino también en nuestra oficina, y particularmente conmigo también. Finalmente hice las paces con la tecnología ya que tuve que hacer un amplio uso de ella. El café y yo nos convertimos en mejores amigos, aunque anteriormente únicamente teníamos una relación más o menos difícil. El traje y vestimenta formal llegaron a ser naturales para mí cuando me vestía por las mañanas. Sí, el trabajo de oficina, lo que había temido tanto cuando niña, se había convertido en mi rutina diaria. Después de todo no es tan malo. Me encanta lo que hago y, triste pero cierto, mis sueños y aspiraciones apuntan a un montón de trabajo administrativo llevado a cabo principalmente en una oficina. La dicotomía viene de mi amor por la naturaleza, mi amor por estar al aire libre. ¿Cómo conciliar estos dos mundos tan distintos? Tal vez es demasiado pronto para tener la respuesta, pero esta semana de mi pasantía ha hecho esta disyuntiva aún más clara de lo que era antes. Estoy lidiando muy bien con el trabajo de oficina, no tengo quejas. Debo admitir que tengo algún tipo de reacción alérgica esporádica y repentina hacia las paredes blancas, en cuyo caso me pongo a cantar o simplemente bromeo con mis colegas. Malge y Domingo (ambos en la foto) están ahora muy cerca de mí y se han convertido en el equilibrio necesario para mi trabajo en la oficina. Almorzamos juntos en la cafetería del edificio, nuestro refugio. Cruzamos la calle para comprar empanadas en un puesto de "frituras" entre un expediente y el siguiente. Por encima de todo, ellos son mis profesores de derecho cada vez que estoy atascada y no sé qué hacer.

Mi pasantía me ha permitido echar un rápido vistazo a lo que podría ser un posible futuro para mí, y si se trata de trabajo de oficina, entonces que así sea. 

Wednesday, July 24, 2013

Democracia Transparente

Por: Giselle Deñó
La Corresponsal de InteRDom, Giselle, ha completado el primer año de su Licenciatura en Ciencias Políticas en Sciences Po, en Reims, Francia. Actualmente participa en el programa Estudiantes Internacionales Dominicanos 2013, de 10 semanas de duración. Usted puede leer más acerca de Giselle y de su participación en el Programa de Corresponsales aquí.

Es la época de los interrogantes y de preocuparse por el futuro, la época de la impugnación de la autoridad. Respiramos política a través de los medios de comunicación y de la tecnología, y las noticias viajan en un abrir y cerrar de ojos, más rápido de lo que podemos digerir toda la información. Nuestra generación está destinada a reinventar posiciones, a ser cínica en cuanto al orden político tradicional; pero no hay de qué preocuparse, no se trata de una crisis de la democracia la que estoy describiendo, sino por el contrario, somos testigos de un contexto perfecto en el que la democracia puede prosperar a través de las voces de los jóvenes que participan cada vez utilizando formas no convencionales. Los gobiernos están obligados a abrir la puerta al público y ya sea que estemos listos o no, allá vamos. Mi pasantía en la Cámara de Diputados es exactamente esto. Me han dado la oportunidad de participar en, más bien de observar y escuchar con atención, los apasionados debates políticos y en otros procesos que conforman la vida legislativa en mi país.

La Cámara de Diputados de la República Dominicana es un laberinto indescifrable en el que fui colocada, un organismo burocrático lleno de departamentos y atareados calendarios. Me he perdido no una sola vez o dos veces, sino en innumerables ocasiones. Durante la primera semana de mi pasantía me dieron un recorrido por este enorme edificio y me quedé sorprendida del tamaño de las pinturas de los ex-presidentes e importantes legisladores políticos que cuelgan en las paredes. Mi primer día fue espectacular. Estreché muchas manos y me presenté como la nueva pasante, mientras que las demás personas me explicaban sus trayectorias profesionales como diputados o como abogados. Estaba segura de que este era el principio de una buena y permanente experiencia en mi vida.

El segundo día me pusieron a trabajar en el Departamento de Auditoría Legislativa donde ya tenían una oficina preparada para mí, y me facilitaron la Constitución de la República Dominicana, el Reglamento de la Cámara de Diputados, una libreta de apuntes, bolígrafo y lápiz. Creo que el miedo y la intimidación que exudaba de cada poro de mi cuerpo podían ser fácilmente percibidos, pero traté lo mejor posible de mantener la compostura y de fingir que sabía lo que estaba haciendo. Pero ¿a quién estoy engañando? Lo primero que se le ocurrió a mi jefe fue asignarme, a una completa aficionada legal, un proyecto de ley que acababa de ser aprobado en el Congreso y pedirme que verificara todo el registro para identificar cualquier tipo de anomalías o desvinculaciones con respecto a la Constitución, y si el debido proceso y reglamentos fueron observados. Todo lo que puedo decir es que ese día me fui a las 7 pm cuando se suponía que en realidad debía salir a las 4 pm.

El hecho de que tengo la oportunidad de tener una visión amplificada de la forma en que cada día se elaboran las leyes en mi país significa que la transparencia, sin duda, está llevándose a cabo. A pesar de que la comunidad internacional está segura de que América Latina es una cuna para la corrupción y los poderes gubernamentales deficientes, como pasante en una de las instituciones más importantes de mi país, puedo decir que estamos avanzando a paso firme hacia un buen punto. Todos los días vengo a trabajar feliz, porque sé que este famoso "estado de derecho" existe y que nadie está por encima de él; tenemos el mandato de ser meticulosos y rigurosos con nuestros informes correspondientes a cualquier resolución o proyecto de ley que pasa por nuestras manos. Tengo la oportunidad de leer acerca de las leyes que serán puestas en marcha en mi país, cómo estas afectarán a la población, y a estar ya preparada mentalmente e informada al respecto. El conocimiento es la clave para una democracia transparente y sólo puede ser obtenido si lo buscamos en los lugares apropiados.