Thursday, September 29, 2011

El legado de béisbol de Epy Guerrero vive en los Estados Unidos y en la República Dominicana

Por: Chris Martinez
Pasante InteRDom Otoño 2011
La Experiencia InteRDom, artículo # 1


Christine
Martínez estudia Estudios Globales con estudios menores en el periodismo y español en la San Jose State University en San José, California. Ella está participando en el programa semestre académico del otoño de 2011, y está tomando cursos en una universidad local mientras lleva a cabo un proyecto de investigación especialmente estructurado para ella por el personal de InteRDom acerca del negocio de béisbol en la República Dominicana. Los artículos que se
produce será publicado en este blog bajo la etiqueta "InteRDom Experience Series." Para leermás sobre la experiencia de Chris con InteRDom en la República Dominicana, lea la serie La Experiencia InteRDom en la página web de InteRDom.

Para entender el béisbol en la República Dominicana, lo mejor es consultar al mejor hombre para ese trabajo. Epifanio Guerrero ha contratado a más jugadores para las Grandes Ligas que cualquier otro cazador de talentos, ha producido talentos que han ganado la Serie Mundial, y ha ganado un montón de premios por sus logros. En la actualidad continúa su trabajo como cazador de talentos independiente en la República Dominicana.

En estos días, Epy es un tipo afable que está ansioso por contar historias sobre sus 40 años en el béisbol. Su casa, en su complejo de entrenamiento en Villa Mella, tiene un cuarto lleno de fotos de sus jugadores, artículos sobre su obra, y premios por sus logros.

El éxito de Guerrero en el deporte se puede resumir en una foto enmarcada que se encuentra en su casa de Santo Domingo. Es de los tres miembros más nuevos del Salón y Museo de la Fama en Cooperstown, Nueva York: el lanzador derecho Bert Blyleven, el jugador de cuadro Roberto Alomar, y el ejecutivo Pat Gillick. El trío fue admitido en el Salón de la Fama este mes de julio, y Guerrero estuvo disponible para celebrar junto con Alomar y Gillick, dos hombres que le deben mucho de su éxito a Guerrero.

Guerrero trabajó como cazador de talentos en la organización de los Azulejos de Toronto, firmando y desarrollando a jugadores como Carlos Delgado, Tony Fernández, y Dámaso García. En 1991, catorce jugadores de la lista de 40 jugadores de Toronto eran chicos que Guerrero firmó y desarrolló. Al año siguiente, los Azulejos de la Dominican Summer League ganaron 38 partidos al comenzar la temporada 1992 antes de terminar 68-2.

Objetos de los dos hitos se encuentran también en casa de Guerrero en Santo Domingo. Hay una foto, amarillenta debido al paso del tiempo y que cuelga en la pared, de Guerrero de pie con siete de sus hijos en 1991. Una gorra de béisbol blanca bordada con el logo de los Azulejos y con una inscripción especial del record de 38-0 del equipo de la DSL cuelga de su escritorio.

Por supuesto, es el gran premio de la organización de los Azulejos. Toronto ganó dos títulos consecutivos de la Serie Mundial en 1992 y 1993, gracias en gran parte a la reserva de talentos de Guerrero. Alomar fue una de las estrellas ofensivas de esos equipos.

Gillick era el gerente general de los Azulejos cuando ganaron sus títulos mundiales y pasó a ganar otra Serie Mundial con el equipo de Filadelfia en el 2008 antes de retirarse del trabajo ejecutivo.

Guerrero formó los equipos de Toronto para Gillick, alguien con quien todavía se mantiene cercano y a quien se refiere como a una figura paterna.

Guerrero también ha cazado talentos para Houston y Milwaukee, pero ha visto llegar los mayores logros de su carrera en Toronto. Ahora trabaja para sí mismo, desarrollando a niños dominicanos independientemente de cualquier equipo.

El legado de Guerrero en la República Dominicana se puede ver en el talento que envía a las Grandes Ligas, así como también en su organización más importante: su familia.

Está claro que Guerrero valora a la familia en el béisbol. Sus hijos, Sandy, Patrick, y Mike trabajan todos en el deporte. Sandy es el entrenador de bateo para Triple-A Nashville Sounds en la organización de los Cerveceros, y Mike fue gerente de Double-A Huntsville, equipo también afiliado a los Cerveceros, en el 2009. Patrick trabaja con su padre en el campo de entrenamiento de Villa Mella.

Friday, September 2, 2011

El Campo de Relaciones Internacionales en la República Dominicana

Por: Jatnna García
Alumna de InteRDom, Verano Caribeño 2011

Crecer en la República Dominicana fue una gran experiencia. Hay tantas cosas que me gustan de esta pequeña isla, desde su clima hasta su pueblo. A través de las diferentes actividades multiculturales que se llevaban a cabo en la escuela conocí a gente de todo el mundo, de todo tipo de razas, religiones y culturas. Me interesé mucho en las lenguas extranjeras, en la forma cómo las personas de diferentes países interactuaban y cómo las personas con diferentes orígenes culturales se llevaban bien. Desde la escuela primaria supe que quería conocer muchas culturas, interactuar más con personas de todo el mundo, y aprender más acerca de los diferentes países, por lo tanto, las relaciones internacionales me parecieron ser la mejor opción de carrera para mí. Con el tiempo, me di cuenta de que era importante para mí estudiar en otro país, con el fin de entender mejor cómo la cultura, la religión, la lengua materna, etc., podrían afectar la manera en que uno construye relaciones con las diferentes personas. Esto es lo que más influyó en mi decisión de terminar la escuela secundaria en los Estados Unidos y de asistir a la universidad en el mismo país. Además, me di cuenta de que esta sería una buena forma de obtener alguna experiencia de primera mano sobre las relaciones internacionales. También, pocas o ninguna universidad dominicana ofrecía el programa, por lo que me pareció que la mejor decisión era salir del país.

Volver a la República Dominicana para trabajar en una ONG local que se ocupa de las relaciones internacionales como lo hace el Consejo Dominicano de las Relaciones Internacionales (CDRI), bajo la iniciativa de FUNGLODE, fue una experiencia maravillosa. Se siente muy bien ser capaz de, a través de la carrera que elegí, retribuir algo a la tierra en la que crecí. Desde que me fui del país, siempre he vuelto de vacaciones, pero ningún viaje había sido tan larga y beneficiosa como ésta. Pude ver y ser parte de una gran cantidad de cambios que se están llevando a cabo en lo que respecta a la educación en el país, uno de ellos en la misma área de las relaciones internacionales. Ahora se ofrecen carreras en diplomacia y en relaciones internacionales en dos universidades locales (UNICARIBE y UCSD), y se están preparando más programas, incluyendo programas de maestría y de posgrado. Por último, me di cuenta de que más y más personas están interesándose en las relaciones internacionales aquí en la República Dominicana, y que el país se está involucrando cada vez más en los asuntos internacionales. Estos descubrimientos llenan de alegría mi corazón porque, aunque todavía queda un largo camino por recorrer, la República Dominicana, en comparación con otros países de la región, mantiene un ritmo acelerado en términos de desarrollo, de acuerdo a las demandas de un planeta globalizado.